31 Ago VIAJAUTOR X MARRUECOS .3
UN ATEO EN FEZ
Luces..
Me subo al bus del aeropuerto y regateo en vano, el precio es fijo… (eres tan novato y es tan habitual ese “deporte” en Marruecos, que te obsesionas y lo haces por todo, incluso en ocasiones ridículas. Síndrome de Ronaldinho le llamaremos…) Según el conductor, me dejará cerca de la medina (jajaja). Es media mañana y el caos se percibe tan intenso como el calor. Es mi parada, me pongo en guardia, atento, hay que torear. Tengo la sensación de que la medina no queda tan cerca, las indicaciones son confusas. Solución: preguntaré a esos europeos que también han bajado a ver si están mejor orientados…
-Jai, plis, du iu nou de guei to medina?
–Si tranquil, el meu company coneix molt be Fez. Ets Català, no?
¡Vaya, y sin comodín de la llamada! Una catalana y un vasco con expe…
– Hay que coger un petit-taxi, estamos lejos de la medina. – dice él (de ahí mis risas anteriores… ¡Confirmado! Cerca no estamos) -Hay que decirle que enciendan el taxímetro, la primera vez que estuve aquí, me la pegaron.
Marruecos es acogedor, pero las grandes ciudades de cualquier parte del mundo no tanto. Hay que estar al quite.
Un petit taxi nos lleva a toda pastilla hacia la medina como un glóbulo rojo transportando oxígeno del pulmón de la ciudad moderna al corazón amurallado de Fez. Allí, los “europeos” nos despedimos con la promesa y corazonada de que nos tropezaremos por el laberíntico zoco en los próximos días (tal y como ocurrió). ¡Ellos vienen con la intención de quedarse a vivir! Carambanos (joder), yo que me quería hacer el chulo con mi plan de viaje de 3 meses sin planos cual Cocodrilo Dundee o De la Cuadra Salcedo (su versión española) y esta parejita me quita el record nada más aterrizar.. Grrrrrr
(foto arriba.) El mítico petit taxi de Marruecos, todos Peugeot 206 o Fiat nosecuantos. Del gran taxi ya hablaremos más adelante…
Cámara…
Al poner el pie en el zoco me invade una hipnotizante sensación de velocidad. El torrente de gente me obliga a andar (éste sí es el primer paso, por fin…) sin saber qué quiero, sin tiempo para pensar hacia dónde o con qué objetivo voy, solo quiero sentir mientras paseo… ¿Se parecerá el feeling al de Marrakech? ¿será acojedora? ¿económica? ¿peligrosa? Adrenalina: ¡subiendo!
El viaje empieza, estoy solo, perdiéndome sin mapa en el zoco, confío en la brújula del instinto. Los mercaderes me ignoran, voy tan decidido hacia ninguna parte, que lo perciben y ni lo intentan (con el tiempo es todo un arte… incluso en Marrakech, con la actitud apropiada, puedes fluir horas por el zoco sin ser asaltado por los feroces comerciantes. Se lee en tus ojos, en tus hombros, en tu andar.. NO estoy interesado en comprar, NO soy turista, SOY viajero). Los minutos, las subidas y los tés a la menta se encargan de poner la calma y la sonrisa en su sitio.
Tras unas horas, mi hernia me recuerda que no soy un crio boyscout. Como ya he comentado en el anterior capítulo, mi mochila no había sufrido del todo la dieta de lo esencial, mis pasos cambian de tempo alegro a piano, y el sol empieza a darme collejas. El efecto secundario es que los tenderos ya me tienen a tiro, soy una cebra en el Serengueti. ¡Es hora de buscar cama o terraza! (es habitual mochileramente hablando, muy económico y agradable por el buen tiempo por la noche, dormir en las terrazas de los hostales, en unas carpas/jaimas que habilitan para ello).
En el mismo instante que pienso esto, empiezo a recibir ofertas. La mirada buscando los carteles Hostel en los edificios me delata.. soy carne de CHIPICHANGA!
-Amigo, ¿tú busca hostel? (de cada 100 intentos aciertan 98 tu procedencia)
Fragmento de Plaza Soledad, empecé a escribirla en Fez [lyrics]
“Mis tripas dan volteretas,
y mis demonios afilan tretas,
para domar otra vez sin riendas a este mulo
cada día menos chulo…”[/lyrics]
¡ Y acción!
(Leáse con la voz del narrador de la serie 24) Hora y media mas tarde, en una perdida callejuela, dentro de un barrio laberíntico, de la laberíntica ciudad de Fez:
– Ok, me quedo aquí, pero tú me habías prometido que no eras un guía, que no querías nada a cambio.
– Sí, amigo, no problema, solo unos dirhams para tomar un cafe… Este sitio barato, esta mujer es buena, yo dicho a ti, tú contento, no problema, yo solo algo para familia…
– Ya pero tu me hab…
Un “no-guía” me había conseguido una habitación en casa de una mujer que no hablaba ni una sola palabra de inglés, ni castellano, ni francés, sólo árabe, y no sé porqué, pero juraría que era un dialecto… ¿Cómo saldría de ahí? Por la puerta, ok, pero, ¿cómo volvería a encontrar mi “guarida” en medio de ese caos, después de adentrarme en el laberinto durante un cuarto de hora de la mano de un “no-guía” ?
En la Medina de Fez si estás “al sopesquete” (atento según el diccionario chanante y la cancion de los Martinez) puedes percibir dos arterias principales. En mi primer paseo me había fijado mas o menos en ese concepto. Salí de la casa de Kiki (eso entendí, lo juro) con tan solo un par de nombres escritos en un papelito para volver a encontrar esa callejuela (uno de ellos era Kiki claro… Rezaba por no terminar en un prostíbulo a la vuelta). Salí resignado a perderme, de hecho ni intenté deshacer el camino andado con el “no-guía”, pues era tan absurdo como sortear los giros a cara o cruz. Doblo la quinta esquina por instinto en direccion contraria y… ¡ Zas! Perfecto, en dos minutos aparezco en una de las arterias principales. Estoy orientado, más cerca de lo que creía de el meollo, y con una habitación (chunguita) pero muy barata con ducha común de agua caliente. ¡Olé!
¡Campamento base establecido! ahora solo queda disfrutar de Fez, perdiéndome y aclimatándome. No es un mal inicio, el “no-guía”me ha colao la propina, pero valía la pena. Un paso atrás, son dos p´alante. (En el futuro tendré a mano frases coartada para librarme de la picada del mosquito chipichanga.)
Pese a que Fez es una gran ciudad, dando unos buenos paseos y comparando locales, encuentro sitios baratísimos para comer(1 euro o 2), solo hay que seguir a la gente autóctona. ¿Acaso hay algún barcelonés comiéndose una paella en Las Ramblas? Pues allí lo mismo, ¿restaurantes con decenas de turistas?¡Malo! … ¿Minilocales sin letreros en inglés, y todo en árabe? ¡Pregunta sin miedo y verás qué bueno y barato!
Como he salido a pasear con mi guitarra (un modelo pequeñito de viaje que me llevé y adoro) no tardo en sentarme con unos músicos marroquíes, aprendiendo nuevos ritmos y rascando nuevos instrumentos. ¡Genial, primera street jam del viaje! La música me abrirá mil puertas en toda esta aventura. Es, sin duda, el idioma universal.
Después de comer/merendar/cenar unas pitas con pescado frito empanado (delicioso) y tomarme ya a esas horas el enésimo té, hago mi primera visita a un cibercafé. Le escribo a la family que todo está ok, que el rescate que piden solo son 10 millones de dólares, que los teclados de los cibers de Marruecos son un sudoku mugriento y también compruebo si lo de Villa por el Barça es cierto.
Las visitas al ciber serán una rutina a lo largo del viaje -¡Qué engachaos que estamos, Dios (digo… Alá)!- hasta en los pueblecitos perdidos del desierto hay internet. Para mucha gente, sobre todo mujeres, la red es una válvula de escape, una puerta al exterior para mostrar un poco más de su interior, un poco “velado” en Marruecos.
Ya de vuelta a la casa de Kiki, me relajo comiendo algo de fruta entre acordes y lectura, estoy exhausto, contento, calmado. El primer paso, que han sido muchos realmente por las cuestas de Fez, está dado, ahora toca bajada… los ojos se cierran, bona nit!
Siguiente capítulo: ¿Fin del viaje?
Os adjunto un fugaz video con imagenes de ese primer dia (disulpad la calidad, es extraida de los que colgue en su momento en Facebook, los originales estan dañados y estoy trabajando para recuperarlos)
No Comments