De Tarragona al Ebro pedaleo ebrio de un verano que se resiste a ser otoño. Donde el mar besa al río y el pescado nada entre arroz, las tormentas enriquecen las calmas y a fuego lento se derrite el viaje...
Miradas que se cruzan, como los distintos caminos, como los distintos seres, como las distintas maneras de vivir vida.
Intercambio, reflexión, Vidaje!
https://www.flickr.com/photos/albertsans/
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Ver mi ciudad desde Ona es como hacerlo tras de la ventanilla de un tren. Se crea una distancia silenciosa, una perspectiva nueva, un tempo lento.
El Vidaje me regala una nueva sensación: Nómada en mi propia casa.
Besando esa boca deseada, descubriendo las curvas del cuerpo imaginado....
Asi me sentía yo pedaleando desde mi Blanes sentimental hasta mi Barcelona natal, ese recorrido tantas veces ensoñado desde mis meditaciones sobre dos ruedas por las rutas latinoamericanas.
Ona va cargada hasta la bandera y sus costillas chirrían como mis pensamientos. Parecemos novatos por estos caminitos que hace unas semanas eran autopistas al no ir cargados...
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