Si allí estás tu – plus

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  • ARTWORK (En breve)
    “La portada” de la canción, foto (Foto del pico Papagayo), diseño, los créditos, dedicatorias…
  • FONDOS DE ESCRITORIO HD VIDAJE (En breve)
    3  de las mejores fotos de VIDAJE.


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HIPERLETRA
(Clica en cada frase para expandir el contenido)

SI ALLÍ ESTÁS TÚ:

Bueno, a parte de la frase sincera, también puede ser tomada como una broma sobre mi ateísmo (que podéis palpar en la canción “escéptica“. Solo haría una excepción en el cielo por la yaya. ;P

La yaya, la super iaia, la que tanto me cuidó, la que tanto me enseñó… Bien me daría un paseo por las nubes con ella cuando todo termine, pero como no creo en eso, mejor hacerlo con recuerdos como esta canción o gestos suyos en mi día a día.

Está foto en la plaza “de la pinza” uno de tantos rinconcitos donde me llevaba junto al yayo es para mi muy especial, sale bonita con sus ojos claros, como era ella y como la recuerdo. 🙂

iaia y tete 

Todo el mundo dice que su abuela es la mejor cocinera del mundo, ahí la sangre tira mucho, pero a más de un visitante a “la fonda del sopapo” como bromeábamos confesó: ¡Tu yaya si que es la mejor! 😉

Yo aprendí lo que pude de sus receticas y secretos y no me va mal cocinando “paellicas” y tortillas por el mundo.

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(Sí, el yeti con coleta de la foto soy yo… xD)
La yaya tenia club de fans, de hecho me robó el mío… las AlbertFans, pasaron a ser las ¡IAIAFANS!
Una noche nos juntamos todos en “ca la iaia” a cenar junto con Dani Flaco e hicimos una video cachondo en los que ella se dio a conocer…

El punto, era su humor, como ya habéis visto en el video anterior, se prestaba al cachondeo, era picará y tenia unas salidas bajo esa apariencia de angelito que hacían que nos troncháramos de risa amenudo, una personaja.

Como yo ya hacia mis videos de cachondeo para promocionar los conciertos, una día no pude evitar liarla para que actuara en uno de ellos, fue el primero de unos cuantos giños que la hicieron famosa 😉

Ya habéis visto los ojazos que se gastaba la “Paca”.
Blanes es el pueblito, puerta de la Costa Brava catalana, donde me crié con ellos los veranos.
El verde y azul de las aguas de sus calitas y playas que son pura esencia para mi y recuerdos imborrables.

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La iaia siempre a nuestro lado, también se daba “chapuzones” como ella decía. Luego se adelantaba cuesta arriba a preparar la rica comida mientras nosotros intentábamos sacarle algún helado o cucurucho al yayo dandole la brasa.

En su pueblo, Alhama de Murcia, la iaia se transformaba en la yaya.
Allí la Granaera, la Paca y su piel morena y marcada por el duro sol de su infancia en elcampo, salían a relucir, con los ojos azules de pasados bereber y sus vestidos negros de luto por el “que dirán”.

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También me crié en ese pueblo  a medios veranos y semanas santas, y para un mocoso de ciudad, fue una vacuna clave contra el asfalto y la vida gris el poder correr entre las cabras, dar de comer a conejos, andar en bicicleta por los campos, subir al castillo y pasear por la sierra de la mano de, como no, los super yayos.

Blanes y Alhama, Catalunya y Murcia, Catalán y Castellano, las dos culturas que por suerte se mezclaron en mi.
Tanta polémica irreal planea sobre las dos caras…
Los yayos llegaron a Barcelona tras la guerra y su boda, no hablaban catalán pero con los años lo entendían perfectamente y hacían vida normal.  Jamás tuvieron ningún problema y amaban mucho esta tierra que sintieron suya. Aquí tuvieron a mi madre y luego nietos. Pura vida, sin problemas, ni mitos, ni dramas, ni los malos tópicos que se inventan y exageran por parte de gente que no ha pisado ni la tierra. Norte y sur se mezclaron para bien, para sumar.
¡Viajar lo cura todo!

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Contenta con sus rosas de 91 cumpleaños, como también lo hacía con las rosas de Sant Jordi, tradición catalana, pero más con la tradición del yayo de llevarle un ramo de claveles a menudo 😉

Recuerdo los nombres de cada uno bordados en los pañuelos, en mi ropa del colegio, en las ropas de cama. Un símbolo, una caricia, de la mujer que cuida de los demás, un angel de la guarda de la familia. Era otra época, y pese que para mi, el cuidado de la familia ha de ser compartido por igual, estoy agradecido de que en mi caso se encargara esa persona buena y entrañable que era la yaya.

(En esta foto se asoma desde lejos, vigilante, como un buen angel debe hacer… jeje)

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Volvemos con su risa, pilla porque tenia tenia un punto picaro de la que se hace la tonta pero sabe mas que el TEBEO, y Santa porque era más buena que el pan.  Era una ¡Yaya Hero!

 

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Juan, el yayo, era el hombre de su vida, los dos hacían una linda pareja y a mi hermana y a mi nos querían con locura. Creo que mucha parte de lo bueno que tengamos es gracias a ellos.
Ella no fue la misma desde que el yayo se fue, y siempre admiré que siguiera “palante” con más de 90 años, seguía viviendo sola y cocinando para todos, una campeona con mucha luz.

Video reliquia que restauró mi madre para mi cumpleaños en el que se ve a los yayos en plena caída de baba… 😉

Si me tientan con el cielo
les diré que solo iré si allí estás tú.

Nada, solo comentar que creo que es el solo más bonito de guitarra que he compuesto hasta ahora :)) se lo merece.

Las zarzas, la zarzamora o mora, el arbusto de fruto dulce pero con espinas… como la vida misma.
Lo cito porque en los paseos por Blanes abundaban las zarzas y siempre intentaba agarrar las más gordas y dulzonas que estaban más inaccesibles, eso me costaba algún que otro rasguño, pero la yaya estaba ahí para curarme con mercromina (eran los 80) o con besicos de cura curita.  La “Paca” al rescate.

Ella siempre cuido de los demás, ya de pequeña se acostumbro a cuidar de muchos hermanos, era una niña y ya cuidaba de los niños, fijaos en esta foto tiene una mirada de “jefa” ya:

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Otra planta mítica de mi infancia, quizás la que más, era un autentico adicto al hinojo. Paseando con los yayos iba recolectando y tomando por los caminos. Todavía hoy cuando encuentro en mis caminos nómadas por el mundo, me emociono como un niño y me encanta chupetear su tronco anisado mientras pedaleo.
Se me curan todos los males y los enojos.

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“Miaja” es una palabra que usaba mucho la yaya, para “encanarte” – come una miajica más… – echa una miaja más de aceite…
Palabras murcianas que también paseo por el mundo. 😉

Pues siguiendo en la linea de cuidar, de los bordados.. también me remendaban todos los “descosios” los yayos, la ropa en el caso de la yaya, y en el del yayo, el era un manitas de primera clase, con una goma de bicicleta lo arreglaba todo a lo Macgyver.
(Por cierto, el yayo también tiene una canción que algunos conocen, muy bonita también quedó, algún día la grabo y os la muestro. )
Y la pana..  esa tela de los 80 que no sabias si adorabas u odiabas al mismo tiempo.

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Los claveles del yayo…  su flor favorita. Se le iluminaba la cara y sonreía orgullosa recordando a su Juan regalándole claveles.
Como yo era más de rosas, para no pelearnos, le pinté una rosa blanca en un pequeño cuadrito, un detalle que le hizo mucha ilusión. De pequeño yo era muy artistilla con el dibujo y las manualidades y siempre les regalaba a los yayos mis “obras de arte” que decoraban su casa. Luego lo aparqué pero un día ya con canas, antes de irme de viaje, jugueteando con oleos me salió este mini-cuadrito y se lo regalé. Se que lo llevó entre sus manos cuando se fue…

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Las migas… mira que la yaya cocinaba bien, pero las migas eran asunto del yayo.
Las gachas en concreto, en lugar de pan son con harina. Comida de pastor que se popularizó y que me recuerda mucho al pueblo. Sin ir más lejos, la ultima vez que pasé por allí, mi tia Kati nos hizo unas gachas en el típico patio/garaje interior de las casas del pueblo. Kati quería muchísimo a la yaya y todavía se le nublan  los ojos al recordarla. Era una hada que se hacia adorar.

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Era una salá y no le decía que no a un vinito y un buen picoteo. Como ese billete que te dan las abuelas a escondidas sin que tu madre se entere, alguna vez me proponía escaparnos al Salvat (un bar cercano que hacían unas tapas de anchoas caseras insuperables) a darnos un homenaje como ella decía.

Entrar en casa de los yayos, pese a ser en plena Barcelona, parecía abrir una puerta del tiempo, era una escalera extraña, con patios interiores, con plantas, pasillos, como una especie de micro pueblo, con casitas separadas, como un pueblo fundido por el tiempo. Con un “terrao” que miraba a una isla interior de la manzana en el que habían jardines con árboles, una alta palmera, patos y hasta cantaba el gallo cuando yo era pequeño.
Con el pasar de los años, el encanto se fue perdiendo pero el terrao era el terrao, y subir siempre te daba un toque de pueblo que relajaba.
Me gustaba ir a casa de los yayos después del cole o a la hora de comer.
No era lo mismo que meterse en el edificio de hormigón de mi casa, no había ruido de coches, y podías jugar como en un pueblo.

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Apenas se aprecia el laberinto, pero esa es la zona, mi pulmoncito de infancia… 😉

¿Que más puedo decir de la super yaya?
Que estoy muy contento de como quedó esta canción.
Que otra murcianita linda, Marta Alonso Vera, es la que pone el bonito violín al tema y me hizo mucha ilusión.
Que os dejo con un video que edite improvisada/tristemente  cuando se fue y yo estaba lejos en una isla de Rio de Janeiro…
Que pese a que fue duro estar lejos, se que a ella le dio tiempo de ver que yo era feliz en mi camino.
Que se que estaba y estaría orgullosa de quien soy.
Que la llevo en mi, destilada en mis gestos y en mi personalidad.
Que…

Este dibujo que nos dedicó Ann Herms ilustra muy bien el angelito que se escondía detrás de mi siempre, la yaya…
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(En breve estarán todos disponibles)

 

 

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